domingo, 8 de mayo de 2011

¿Cuál es el origen?

Afirman que el origen de esta disfuncionalidad no tiene una causa conocida. Existen factores relacionados, como los malos hábitos adquiridos en la infancia, los problemas de adaptación, el gusto por la comida,… pero ninguno es la etiología primigenia de la bulimia, al menos por sí solos.
Puedo aceptar esto. Lo cierto es que no conozco ningún descubrimiento científico sólido que pueda argumentar a favor de una causalidad concreta de la bulimia; ni tampoco de la mayoría de las enfermedades mentales. Actualmente, la medicina cuenta con medios para tratar con fármacos la mayoría de las alteraciones psiquiátricas conocidas (paranoia, esquizofrenia, psicosis, neurosis, etc…); sin embargo, en ninguna de ellas ha podido desentrañar cuál es el motivo por el que algunas personas las padezcan o surjan en cierto momento de sus vidas, y otras no.
Y si calificamos la bulimia como enfermedad psíquica, que se nutre también de parecidos procesos mentales que se han alterado, es lógico darse cuenta que el origen de la enfermedad aún no ha sido desentrañado. De modo que nadie sabe con seguridad porqué alguien puede llegar a sufrirla, mientras otra, en sus mismas circunstancias, no la desarrollará nunca. Así pues, lo trágico de esta dolencia es que no se sabe, a priori, si va a aparecer en nuestro cuerpo, o en el de nuestros seres queridos, o no. Sólo a posteriori se podrá detectar el diagnóstico, identificándola cuando ya se ha instalado, e incluso, ha devastado al enfermo. Ya que muchas veces, para cuando llegas a darte cuenta de que tienes un verdadero problema con la comida, has llegado muy lejos en las obsesiones, las compulsiones, y los excesos, que pueden, además haber acarreado daños adicionales de tu salud.
Sin embargo, del mismo modo que sucede con muchas enfermedades crónicas actuales, aun cuando el origen es desconocido, sí se sabe que existen factores de riesgo que pueden propiciar su manifestación; y en este caso, podría considerarse que una persona en cuya niñez se le haya inculcado una relación sana con la comida, sin angustias sobre ella (entre las que se incluirían, por ejemplo, las madres obsesionadas con que su niño les coma), tendrán menos facilidad de desarrollar una disfunción de la alimentación que las segundas. Así como también, las personas que tengan menos recursos psicológicos para enfrentarse a los acontecimientos de la vida diaria, con sus dificultades y obstáculos, serán también más propensas a la perturbación psíquica.
Ahora bien, no entiendo mucho que el gusto por la comida pueda facilitar la instalación de la enfermedad de la compulsión por la comida, ya que esmerados gourmets de todo el mundo, lo son, precisamente, porque cuando prueban un nuevo plato, exquisitamente preparado, no lo devoran, sino que lo prueban, lo describen, y… ya está. Nosotros, sin embargo, ante semejante manjar, comenzaríamos delicadamente el primer bocado, y poco a poco, aumentando progresivamente la velocidad de la ingestión, acabaríamos el plato, y después continuaríamos con otro, con otro, con otro,… No sé. Supongo que si es algo que no te gusta no será fácil que constituya un detonante de la enfermedad. De todos modos, lo que se afirma es que no es esa la causa, sino que puede contribuir a su aparición.

No hay comentarios:

Publicar un comentario