domingo, 1 de mayo de 2011

Alcanza a mis sentimientos

2)      Nivel emocional: ¿Qué es el nivel emocional? Yo entiendo como tal los sentimientos y la expresión de las pasiones. ¿Cómo afecta a este nivel la bulimia?. Está claro que en el momento en que caemos presos de uno de sus ataques, la sucesión de sentimientos es intensa: odio de nosotros mismos, impotencia, frustración, pena, ansiedad, angustia, depresión, irritabilidad, y tantos etcéteras de emociones negativas que no acabaría nunca. Eso sí, todas negativas.
Pero esto me lleva a una pregunta: ¿Cómo opera la afectación emocional en los momentos lúcidos? ¿En los días o las horas en los que nuestra mente enferma no nos impulsa al exceso? ¿Qué pasa mientras mantenemos el control? ¿A qué sentimientos atañe?
Cuando estoy en esos momentos de dominio de mí misma y los pensamientos-deseos obsesivos se mantienen alejados, me imagino que mis emociones son libres, porque no están sujetas al desmoronamiento moral que se sucede durante las comilonas. Sin embargo, a pesar de que hasta ahora, yo creía sinceramente eso, tras leer esta afirmación, me pregunto ¿Es realmente así? ¿Soy auténticamente libre en esos períodos? ¿Mis sentimientos son realmente míos, o proceden también del resultado de las químicas biológicas, de los quebrantos enfermizos que se alojan en mi cabeza?
Lo cierto es que no recuerdo demasiados ratos en mi vida, en mi quehacer diario, en mis actividades habituales, durante las cuales, independientemente de lo que esté llevando a cabo, no me pare cada pocos minutos a comprobar si mi estómago tiene hambre o a verificar la hora, para ver si se acerca la siguiente comida o si aún falta mucho y puedo permitirme un “tentempié”. No creo que eso sea normal. Realmente aquí hay algo que falla. Tengo que reconocerme que cierto grado de ansiedad me acompaña siempre. Esté haciendo lo que sea que esté haciendo.
Además, también tengo que admitir que la sensación de constante frustración no me abandona jamás. En todo momento me siento inalcanzada, como si jamás pudiese llegar a mis metas, como si constantemente estuviera en medio del recorrido de un largo camino que nunca acaba, sin conseguir mis verdaderos objetivos, mis auténticos fines, sin poder librarme de las ataduras que me encadenan a los ataques que se suceden, discontinua, pero inexorablemente.
Ese estado de permanente alerta, tampoco es normal. Algo falla.
Luego puedo decir, esta vez, convencida del todo, que mi nivel emocional está afectado, tremendamente, en todo momento, en toda situación, y en todo instante. Negativamente afectado. La mayoría de mis sentimientos, incluso aunque sean positivos (el amor a mis hijos, la satisfacción por un trabajo bien hecho, etc.), están permanentemente impregnados de un trasfondo de frustración, angustia y ansiedad. Es decir, que tanto en los momentos en los que caigo en la amargura del atracón, como en los que no, desde esta definición, estoy enferma.

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