martes, 26 de abril de 2011

La inutilidad de mis armas

La primera afirmación es que no se trata de falta de fuerza de voluntad la razón por la que no nos es posible vencer los ataques del atracón. Es más, aseveran que las personas afectadas suelen tener una increíble fuerza de voluntad; como lo demuestran en otras áreas de sus vidas.
Eso es cierto, al menos en mi caso. Siempre he sido consciente de que podía llegar a conseguir grandes empresas. Siempre he estado involucrada en mil proyectos que me demostraran a mí misma y a los demás, de todas las proezas de las que era capaz. Por ejemplo, dejé de fumar sin ayudas, estudié dos carreras universitarias, saco adelante una casa, una familia, además de mi trabajo, el cual conseguí tras unas oposiciones. Aprobé tres oposiciones a la Administración con sendas plazas en cada una (al final elegí la que mejor me convenía), me independicé muy joven, con apenas 21 años…
En fin, nunca me he asustado por nada. Excepto,… la comida. Ella es mi torturadora, lo único ante lo que mi fuerza, tan grande para lo demás, flaquea y se disuelve estrepitosamente, dejándome desarmada y anulada frente a su capacidad arrolladora.
Si la hipótesis de la Comunidad es cierta, supone que no es un fallo en mi carácter el hecho de no vencer los ataques del monstruo de la bulimia, ya que la fuerza de voluntad, por muy potente que sea, no es arma efectiva para hacerle frente.
Si esto es verdad…. Al menos supone una explicación a todo lo que me pasa. El hecho de no conseguir frenar los ataques no es porque no lo haya conseguido con mi fuerza de voluntad, que yo creía endeble ante los comestibles; sino porque no he utilizado las armas adecuadas.
Bien, ¿y cuáles son esas armas? Si no es falta de fuerza de voluntad ¿qué es?

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