lunes, 29 de agosto de 2011

Insatisfacción crónica

Todos los aspectos de mi vida se encuentran contaminados por las obsesiones-compulsiones. Me doy cuenta de que soy toda yo la que es compulsiva, no sólo está la enfermedad en la comida, sino en todo lo que hago: todo lo quiero ¡YA!.
Si voy a emprender un proyecto determinado, del que tengo cierta expectativa, no veo el momento de conseguirla. Lo intento ¡ahora!. No sé esperar a que mis acciones den fruto cuando el proceso de maduración haya acabado. Me persigue siempre una sensación de apremio que me impulsa a necesitarlo todo instantáneamente: si algo deseo, eso debo obtenerlo de inmediato. Me resulta muy difícil esperar; tanto las cosas y los acontecimientos, como a las personas. Esa situación de intensidad permanente a la que mi propio yo me somete repercute en mi forma de ser, en mis relaciones con las otras personas y con las cosas, en mis decisiones y en mi manera de ver el mundo, de sentirlo, de probarlo, de empatizar con él. Soy  obsesivo-compulsiva en todos los aspectos de mi vida.
Del mismo modo que cuando tengo un atracón, supone que no puedo demorar la ingestión del siguiente comestible más tiempo que el necesario para sacarlo de donde se encuentre, también en el resto de deseos que me asaltan y que decido asumir, me resulta imposible esperar los resultados. Todo tiene que funcionar ya, y dar fruto inmediatamente.

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